Lo cierto es que a partir del año 2000 las decenas de comercializadoras comenzaron a «vender la moto» a los muchos que a fecha de hoy aún mantienen la titularidad de una semana. Es en esas fechas cuando surgen las distintas estafas en la multipropiedad.
Puesto que la citada Ley establecía una serie de garantías para los compradores, es por lo que estas empresas empleaban agresivas técnicas de compraventa con el fin de firmar el contrato de multipropiedad (y en muchas ocasiones acto seguido el contrato de préstamo) a toda prisa.
En síntesis, la multipropiedad consiste en el derecho de uso y disfrute de una semana al año en un concreto apartamento de un determinado complejo (semana fijas) o el derecho de uso y disfrute de una semana pendiente de determinar en alguno de los apartamentos de una serie de complejos (semana flotantes).
Ambas titularidades pueden ser depositadas en el denominado sistema de intercambio (RCI, INTERVAL).
El principal incumplimiento de estos contratos es que se hace constar en los mismos la duración de la multipropiedad como indefinida, ilimitada perpetua o vitalicia.